"Escribo sobre ti desde hace mucho, incluso antes de conocerte."

Iván Ferreiro.

12.12.11

Y, de repente, el miedo a que seas tú. Tú otra vez.

7.4.11

Si te crees que te lo voy a poner tan fácil, vas listo.
NO voy a publicar mis motivos aquí, lo siento. Algunas cosas hay que ganárselas.

25.3.11

Echaba de menos a la senyora del estanco que siempre me da el mechero rojo, sin pedírselo. Sí, he ido a por tabaco.



Y me hubiera gustado no voler.
Aun te recuerdo la última vez, nervioso. Quitándome la ropa pensando si serías mejor que él. Y yo no sabía como explicarte que siempre has estado a la altura sin ponerme a llorar. Que sabías, te conocías todos mis malos ratos sin que yo tuviera que llamarte la atención. Sólo con mi tono de voz, mis gestos. 

Siempre preguntabas: ¿y tú qué? ¿Cómo estás? Como si no lo supieras, cinco años son demasiados para no conocerme a la perfección. Sabías cuando necesitaba una caricia o cuando necesitaba que me agarraras del culo y me convirtieras en acróbata. Ahora, aunque no te lo creas, a veces te echo de menos. Creí que no me iba a pasar nunca. 

Hoy te reirías con todo esto que se me ha metido en la cabeza y dirías: nunca vas a cambiar. Pero créeme cuando te digo que hace tiempo que ya no soy la misma, contigo hice el cambio y ya no puedo regresar a lo que fui. Y a ratos me pregunto por qué me convertiste en esto. Contigo sí se podía ser así pero no con los demás. 

Te fuiste diciendo "si alguien te hace daño, avísame". Estoy silbando.

24.3.11

Lo único que me apetece esta noche es beber y luego lanzarme al vacío, no me importa si no hay nadie para cogerme. O si falta quien haga el discurso de "vivir vale la pena". ¿A quién se le ocurrió? Nunca voy a ser feliz, es el destino que se me adjudicó al nacer. Me apetece fumar, un cigarro tras otro y dejar la carrera. No sé si puedo asumir que en breves dejaré la ciudad. Me voy como vine, igual. Me siento igual de desafortunada hoy que hace tres años, aquí que en mi casa. No puedo ser feliz, no aprendo. No voy a llegar a nada en la vida. No sé porque se empeña la gente en decir que soy inteligente, quizás lo fuí. No sirvo para estudiar. Estoy hasta el coño de tónicas, octosílabos, laterales palatales y trovadores. Y me da igual porque sé que lo peor aun no ha llegado. La mujer de mi padre afirma que estoy loca, enferma de la cabeza y demostrárselo me produce un placer que no puedo expresar.

Voy a por el vino, luego vuelvo.

16.3.11

Homenajes 3

No tenía ganas de subir al avión
pensaba que iba a estrellarse
(a veces pasan cosas así).

No tenía ganas de estar en esa ciudad
ni en ninguna otra

no tenía ganas de ir a una Feria de Libros
ni de flores ni de autos

me dolía la cabeza

no tenía ganas de leer poemas en público
(no quería declamar).

Pero leí
-al fondo el ruido del mar y de los barcos-
sólo porque se trataba de un puerto
sólo porque era Barcelona.

Después, en la cama,
jugamos al "como si"...
"Si no hubieras tomado ese avión"
"Si no hubieras leído"
"Si no me hubieras mirado"
"Si no te hubiera mirado"

Ninguna certeza
ninguna certidumbre
¿el encuentro fortuito?

"Te hubiera encontrado de todos modos -dices-,
siempre encuentro lo que busco."

Ah, certezas de la juventud:
tenías veinte años menos que yo
y no habías perdido ninguna guerra.




Cristina Peri Rossi
Intento verbalizarme porque dicen que funciona. Pero mi terapia es leer, lo he sabido siempre. Meterme en la piel de todos los personajes y sentir emociones ajenas. Rodoreda siempre consigue hacerme llorar. Y ahora que mi destino de cada día es contar las horas que quedan para tener un rato de compañía, intento dar con el libro que me cambie la vida. A esta ciudad le faltan ganas. Me aborrece. No me apetece. Y yo que nunca había podido leer cincuenta páginas de Madame Bovary, hoy lo vuelvo a abrir con ganas. Esto es lo más emocionante que me ocurre, "Madame Bovary c'est moi" que decía Flaubert.

11.3.11

Esperar el ascensor, el "crac" de la llave al abrirse la puerta, pasar por el baño, comprobar que sigues siendo la misma en el espejo, hay cosas que nunca van a cambiar. Quitarte las botas, luego la falda, sacarte las medias, la camiseta, ¡por fin! los sujetadores y ponerte esa camiseta vieja que no te aprieta. El sábado no depara más placeres, ni siquiera botellas de vino. Y, al final, el miedo de pasarte la vida cambiando las viejas ilusiones por las nuevas. Quedaran unos sesenta, setenta años aún por vivir. Yo sólo querría ser feliz, sólo le pediría a Dios (y casi nunca le pido nada) que los días que me quedan sean placenteros, quiero estar satisfecha con esta vida. Dejar de pensar en la siguiente y vivir ésta.

3.2.11

No, nunca se puede ser completament feliz. Siempre hay alguien dispuesto a joderlo todo.

7.1.11

Hay chicas con nombre de princesa en todos los suburbios y lugares tristes del mundo.








Quien quiera entender, que entienda.

3.1.11

Masturbarme cabreada me resulta más placentero.
Cosas que una va aprendiendo. Contigo nunca me iba a la cama de malos humores. Ahora después de tanto tiempo voy a tener que volver a enfadarme por todo eso que tú ya entendías y me da pereza, créeme. Sólo lo hago porque le quiero y me ha dado por creer en esto más que en otra cosa. Quizás me estoy equivocando, eso y pedir perdón, ya lo sabes, es lo que llevo peor. Pero le quiero. Además, cuando me masturbo pienso en él. En ti no, no pensaba.