"Escribo sobre ti desde hace mucho, incluso antes de conocerte."

Iván Ferreiro.

30.11.10

Ven a buscarme y dejaré que me acaricies el pelo hasta que te duelan las manos.

29.11.10

"-¿Y si no puedo querer, qué? ¿Y si soy como un peón de ajedrez, que su máximo movimiento en el amor es un pasito adelante, sólo un pasito adelante? ¿Que no soy como las torres, ni como los caballos, ni como los alfiles? ¿Sólo un peón?

-Entonces, difícilmente podrás comerte a la reina."


Tu vida en 65 minutos.
Te quiero. Y estoy cagada, como nunca antes lo había estado. Supongo que es porque me gustas de verdad y eso sólo me pasó una vez en la vida. Después, tuve que volver a construirme por dentro y no quiero volverlo a hacer, no tengo fuerzas. Sólo necesito que me beses el omóplato, la nuca y las rodillas. Que te dejes cocinar y que, a veces, me prefieras a mí antes que a todo lo demás. Del resto se van a ocupar el amor y los días que pasaran. Se van a encargar de hacerme llegar corriendo sólo para abrazarte y decirte muy flojito al oído que te he echado de menos, de darme permiso para colocar tu desodorante en mi baño, de dejar que no sienta este miedo a que desaparezcas o de enseñarme que es lo que te hace feliz. Ahora déjate llevar y todo te va a salir a pedir de boca.


Els Pets – Por *

26.11.10

Orquídeas.

"Callem, fins que ningú,
ni jo mateix, no el pugui
confondre encara amb mi."

Gabriel Ferrater.



A él le gustaba amarme con la pausa de los domingos, mi culotte negro y que le sonriera con esos ojos que parece que no se acaban nunca. Además sabía que no doy puntada sin hilo y de eso jamás se había percatado nadie. A mí me gustaba que me robara todas las horas del día, su traje negro, sus inmensos ojos azules y que fuera mi Delirio.

No es casualidad que odie el último día de la semana, que ya no tenga culotte negro y que me de miedo sentir otra vez. Tampoco lo es que juegue a las miradas con todos los que llevan con ellos unos ojos azules, aunque ya sólo por eso les odio; ni que no pueda dormirme hasta las tantas. Pero el traje sigue pareciéndome fantástico.

Pensaba que un día se iba a decidir y me regalaría una orquídea blanca y morada. Pero no. Siempre le esperé con o sin orquídea. Le esperé hasta que decidió marcharse, fue un domingo. Y, a pesar, de que le advertí que no regresara, estuve esperándole pero supongo que ya era demasiado tarde. Le ha salido mal, como quería. Y ya no va a volver nunca, no tiene donde encontrarme.

Y sé que le dolí, sino le duelo aun.



PUNTOYFINAL.

22.11.10

Homenajes 2

Se compró un plano de París y, con la punta de su dedo sobre el mapa, hacía recorridos por la capital. Subía los bulevares, deteniéndose en cada esquina, entre las líneas de las calles, ante los cuadrados blancos que figuraban casas. Por fin, cansados los ojos, cerraba sus párpados, y veía en las tinieblas retorcerse al viento las farolas de gas con estribos de calesas, que se desplegaban con gran estruendo ante el peristilo de los teatros.


Madame Bovary, Gustave Flaubert.

14.11.10

Yo siempre fui igual de tonta, por no decir gilipollas. Estuve un año limpiando la ropa antes de hacer las maletas porque me padre me dijo que la ropa sucia pesaba más que la limpia. Lo mismo me pasó contigo, tú dijiste que eras cobarde por mí y me lo creí. Y ahora que Tokio ya no nos quiere, y no es por Loriga ni por Lori Meyers. Pensándolo bien, quizás somos nosotros los que ya no queremos a Tokio. Pues eso, ahora ya no me creo que hubieras sido cobarde por mí. Fuiste cobarde porque sólo piensas en ti. Como mi padre que me lo decía para no tener que limpiar él la ropa cuando llegaba a casa con mis coladas. Sólo que mi amor por ti no era incondicional y menos mal.

11.11.10

Homenajes.

Pandémica y celeste


                                                         quam magnus numerus Libyssae arenae

                                                        ................................................................

                                                              aut quam sidera multa, cum tacet nox,
                                                                         furtiuos hominum uident amores.
                                                                                                                      Catulo, VII



Imagínate ahora que tú y yo
muy tarde ya en la noche
hablemos hombre a hombre, finalmente.
Imagínatelo,
en una de esas noches memorables
de rara comunión, con la botella
medio vacía, los ceniceros sucios,
y después de agotado el tema de la vida.
Que te voy a enseñar un corazón,
un corazón infiel,
desnudo de cintura para abajo,

hipócrita lector -mon semblable,-mon frère!

Porque no es la impaciencia del buscador de orgasmo
quien me tira del cuerpo a otros cuerpos
a ser posiblemente jóvenes:
yo persigo también el dulce amor,
el tierno amor para dormir al lado
y que alegre mi cama al despertarse,
cercano como un pájaro.
¡Si yo no puedo desnudarme nunca,
si jamás he podido entrar en unos brazos
sin sentir -aunque sea nada más que un momento-
igual deslumbramiento que a los veinte años !

Para saber de amor, para aprenderle,
haber estado solo es necesario.
Y es necesario en cuatrocientas noches
-con cuatrocientos cuerpos diferentes-
haber hecho el amor.
Que sus misterios,
como dijo el poeta, son del alma,
pero un cuerpo es el libro en que se leen.

Y por eso me alegro de haberme revolcado
sobre la arena gruesa, los dos medio vestidos,
mientras buscaba ese tendón del hombro.
Me conmueve el recuerdo de tantas ocasiones...
Aquella carretera de montaña
y los bien empleados abrazos furtivos
y el instante indefenso, de pie, tras el frenazo,
pegados a la tapia, cegados por las luces.
O aquel atardecer cerca del río
desnudos y riéndonos, de yedra coronados.
O aquel portal en Roma -en vía del Balbuino.
Y recuerdos de caras y ciudades
apenas conocidas,
de cuerpos entrevistos,
de escaleras sin luz, de camarotes,
de bares, de pasajes desiertos, de prostíbulos,
y de infinitas casetas de baños,
de fosos de un castillo.
Recuerdos de vosotras, sobre todo,
oh noches en hoteles de una noche,
definitivas noches en pensiones sórdidas,
en cuartos recién fríos,
noches que devolvéis a vuestros huéspedes
un olvidado sabor a sí mismos!
La historia en cuerpo y alma, como una imagen rota,
de la langueur goûtée à ce mal d'être deux.
Sin despreciar
-alegres como fiesta entre semana-
las experiencias de promiscuidad.

Aunque sepa que nada me valdrían
trabajos de amor disperso
si no existiese el verdadero amor.

Mi amor,
              íntegra imagen de mi vida,
sol de las noches mismas que le robo.

Su juventud, la mía,
-música de mi fondo-
sonríe aún en la imprecisa gracia
de cada cuerpo joven,
en cada encuentro anónimo,
iluminándolo. Dándole un alma.
Y no hay muslos hermosos
que no me hagan pensar en sus hermosos muslos
cuando nos conocimos, antes de ir a la cama.

Ni pasión de una noche de dormida
que pueda compararla
con la pasión que da el conocimiento,
los años de experiencia
de nuestro amor.
                          Porque en amor también
es importante el tiempo,
y dulce, de algún modo,
verificar con mano melancólica
su perceptible paso por un cuerpo
-mientras que basta un gesto familiar
en los labios,
o la ligera palpitación de un miembro,
para hacerme sentir la maravilla
de aquella gracia antigua,
fugaz como un reflejo.


Sobre su piel borrosa,
cuando pasen más años y al final estemos,
quiero aplastar los labios invocando
la imagen de su cuerpo
y de todos los cuerpos que una vez amé
aunque fuese un instante, deshechos por el tiempo.
Para pedir la fuerza de poder vivir
sin belleza, sin fuerza y sin deseo,
mientras seguimos juntos
hasta morir en paz, los dos,
como dicen que mueren los que han amado mucho.

JAIME GIL DE BIEDMA.

Invierno.

-Desde que te has marchado apenas me acuerdo de sonreír.
-Por eso ha llegado el frío, Cielo.

Claro, vaya tontería, si pudieras decirlo no hubiéramos salido del verano.
Sin embargo, oigo un vago susurro.

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10.11.10

Caen las hojas de los árboles y a todo el mundo parece importarle un bledo. El ayuntamiento ha colgado ya las lucecitas de navidad y están sin encender, así aun dan más grima. Algunos están preocupados por las elecciones, otros porque llegan tarde a la oficina. Yo no me preocupo y, además, nunca corro. Por eso, siempre llego tarde pero a lo hecho, pecho. O ajo y agua, que viene siendo lo mismo.  Sin embargo, que las hojas se lancen contra el asfalto o que haya por toda la ciudad miles de bombillitas sin encender, me trastorna. Igual me pasa cuando veo que anochece tan pronto, es triste. Sólo falta que se ponga a llover y no estés aquí para abrazarme por detrás, aun así, te perdonaría. Te echo de menos. Pero ahora que ya no sé si follamos o si hacemos el amor debo decirte que nunca me había enamorado en otoño. Que me estás robando el alma porque corazón no tengo, me lo dejé en una ciudad que nunca he conocido. Y que ni te imaginas como me gusta verte dormir con la luz de la mañana resbalando por tu espalda hasta donde la manta se lo permite. Aun no odio nada de ti, tienes suerte.  Y eso, quizás, da un poco de vértigo.

8.11.10

.

Nunca me habían follado a cuatro patas con tanto amor.

1.11.10

Quelcom que un dia era bo.

RECANCES



“Guard engrunes de la seva tendresa a molts racons de sa pell”
Carme Riera





Papallones, papallones eren el que volava sobre l’horabaixa vermell que vas marxar. Vas marxar i em vas deixar buida, buida o plena de t’estims mig podrits que encara no he pogut digerir, ni vomitar.

M’agradava caminar sobre el perfil del teu cos nuu. M’agradava veure’t la cara d’embadalit que feies quan et contava perquè em dic el que em dic, gràcies a aquella rondalla. M’agradava sentir la teva mà davall els llençols cercant-me les pessigolles. M’agrada notar-te davall sa guixa fonda i rodona. I, també m’agradava, sentir el renou aspre de la clau girant el pany i just després les teves passes per sobre l’enrajolat, mentre intentaves no fer soroll, inútilment, perquè mai en vas saber, i això em feia gràcia.

I al final, de què em va servir despertar-me cada cop que arribaves tard? De res. Perquè, vaig quedar-me de genolls amb la pell intoxicada de rancor, cercant alguna penyora que em fes oblidar-te. Però res, només vaig desfer caixes i tot em feia olor a tu, tot.

Em vas deixar i mai més em vaig veure reflectida als teus ulls. I mai vaig tornar a sentir el pes del teu cos suat, xop d’amor. No vas tornar cap estiu a salvar-me de les meduses i em van picar, em van infectar l’enyorança, fent-la més rabiosa. Vas marxar i vas punxar, vas rompre tota la tendresa d’uns pits petits que t’estimaven, i vas trencar el breu espai que separa la pell de la feblesa i tot em feia mal.
I cada cop, el llit es feia més gran igual que el silenci que ens separava. El llit es feia gros i les parets s’estrenyien, fins que tota la casa era el llit, el llit que va sentir el tacte de les nostres pells que s’assaborien. I la solitud, també creixia, multiplicant-se fins vessar-me del cos i em sortia a rierades pels ulls. Mentre, jo sentia com aquell travelar  em debilitava, fins i tot, les paraules que no em bastaven i se’m quedaven coixes.

 Pot ser sí que la culpable d’aquesta tristesa tan dolça sigui aquesta calor primaverenca que ha arribat abans d’hora i al moment inadequat. O potser siguis tu i tota la recança d’endevinar que has tornat quan ja restaven baix terra totes les papallones, i t’has trobat amb el rebuig dels òrgans més íntims de la meva memòria, amb el menyspreu de cada un dels meus ossos. I has marxat, de nou, però aquest cop amb el cap cot i pensant que m’enyoraves. I jo he quedat rere la porta respirant al ritme de les teves passes baixant les escales de casa, pensant en tot l’amor que ens va mancar.





Llumd’ametllersflorits
25.02.08