"Escribo sobre ti desde hace mucho, incluso antes de conocerte."

Iván Ferreiro.

16.12.10

Un amigo, de esos de toda la vida, me dijo que el día que quisiera gritar algo al mundo empezara a decir cosas aleatorias que fueran verídicas y soltase aquello como si nada ocurriera, como si fuera algo igual de aleatorio. Siempre le ha parecido un juego divertido. Probemos.

No me gusta el olor a huevo hervido. Está sonando Mishima. Se me ha olvidado todo lo que aprendí de griego. No llevo calcetines. Me ducho con chanclas. No me mola el amarillo. Ya no me apeteces. Sé tocarme la nariz con la punta de la lengua. He cambiado de champú. Odio mentir, especialmente a mi madre. Me encantan mis zapatillas. Odio que mi compañero de piso se deje la ventanilla del baño abierta. He perdido principios que tenía muy arraigados con los años, y sólo tengo 21.  En mi vida no existen las casualidades. Me gusta cantar en la ducha, mucho. El aeropuerto de mi ciudad me parece un lugar maravilloso para estar solo.  Hace nada que he entendido que significa eso del amor incondicional, me parece pobre y triste. "Si me sueltas entre tanto viento..." canto. Mi carrera es una estafa, no os dejéis engañar, la filología sirve de poco. Si invirtiese mi tiempo en hacer todo lo que debería y todo lo que me apetece sería una persona muy pero que muy ocupada. Barcelona no se termina nunca, por eso vine aquí a ver pasar los días. A veces, me mola estar cabreada y cagarme en todo. Los diccionarios son una de mis pasiones más peculiares. Tenía un único propósito para el 2010, lo conseguí hace dos meses. La gente que te dice que tienes que ser feliz, no tiene ni puta idea de nada. Desde siempre, mi merienda favorita es yogur con smacks. Me dejaste el día que lo conocí a él. Hoy empiezo a llevar a cabo un par de cosas que no sé si me convencen. La Navidad es una farsa y eso está íntimamente ligado a aquello del amor incondicional. El té rojo es mi debilidad. La ironia bien usada es fabulosa. Quitar a D de mi vida no ha sido fácil, colocarte a ti, menos. Me pinto las uñas para no mordérmelas, el vicio me mata. Mi madre me regaló unos botines preciosos y no tengo nada con que ponérmelos. Echo de menos a mi hermana.  Tengo la mesa llena de libros que he leído. Hay un montón de platos para fregar en la cocina. Te quiero mucho y me has regalado el mejor resfriado de mi vida.

Aunque yo cuando quiero decir algo sin que se me note digo nihil.
Así que nada. Eso, nihil.

4.12.10

On tot deixa de ser tot i vol convertir-se en res. Allà ets tu. Te m’has perdut entre tot aquest renou i alens de vida nova. Entre aquestes mans que no m’amollen. I que saps, prou bé, que t’ofeguen. Ara que se’m perd la por a deixar de notar-te i que em costa escriure’t en aquesta llengua que no era nostra, quasi ni me’n recordo de quan hi eres i vaig aprendre que els sentiments no hi entenen de llengua, ni d’anys viscuts, ni de distàncies. Però tot se m’ha fos i, encara que no ho creguis, segueixo dempeus mirant el temps passar però ja no per esperar-te. I sembla que vaig deixar de viure per viure’t i tu, tu no. Tot temps perdut i un home que no sap que fer-se d’ ell mateix. Me n’he anat, hi ha horabaixes i matinades que esgoten, que s’esgoten. Nervis i il·lusions que desgasten, que podreixen. I que mengen bocins de d’ànima. Malgrat tot, encara no ho has après. No en tens ni idea del que signifiquen uns ulls cansats i un cos sense ganes de moure’s, malalt d’allò que alguns volen dir-ne amor, però que jo mai vaig saber que era. L’amor té veu, ulls i cames. Té veu, ulls i cames i ganes de córrer i té pressa. I fa renou a frec de cossos i gust a sucs que porten vida que acaba morint-se. Somriu i besa quan arriba a casa. Les tardes de diumenge passeja o s’asseu al sofà a llegir. Però no evita trobar-se, ni anar més enllà, ni tenir nits que s’allarguin dies sencers. I no esdevé cendres, mai.

30.11.10

Ven a buscarme y dejaré que me acaricies el pelo hasta que te duelan las manos.

29.11.10

"-¿Y si no puedo querer, qué? ¿Y si soy como un peón de ajedrez, que su máximo movimiento en el amor es un pasito adelante, sólo un pasito adelante? ¿Que no soy como las torres, ni como los caballos, ni como los alfiles? ¿Sólo un peón?

-Entonces, difícilmente podrás comerte a la reina."


Tu vida en 65 minutos.
Te quiero. Y estoy cagada, como nunca antes lo había estado. Supongo que es porque me gustas de verdad y eso sólo me pasó una vez en la vida. Después, tuve que volver a construirme por dentro y no quiero volverlo a hacer, no tengo fuerzas. Sólo necesito que me beses el omóplato, la nuca y las rodillas. Que te dejes cocinar y que, a veces, me prefieras a mí antes que a todo lo demás. Del resto se van a ocupar el amor y los días que pasaran. Se van a encargar de hacerme llegar corriendo sólo para abrazarte y decirte muy flojito al oído que te he echado de menos, de darme permiso para colocar tu desodorante en mi baño, de dejar que no sienta este miedo a que desaparezcas o de enseñarme que es lo que te hace feliz. Ahora déjate llevar y todo te va a salir a pedir de boca.


Els Pets – Por *

26.11.10

Orquídeas.

"Callem, fins que ningú,
ni jo mateix, no el pugui
confondre encara amb mi."

Gabriel Ferrater.



A él le gustaba amarme con la pausa de los domingos, mi culotte negro y que le sonriera con esos ojos que parece que no se acaban nunca. Además sabía que no doy puntada sin hilo y de eso jamás se había percatado nadie. A mí me gustaba que me robara todas las horas del día, su traje negro, sus inmensos ojos azules y que fuera mi Delirio.

No es casualidad que odie el último día de la semana, que ya no tenga culotte negro y que me de miedo sentir otra vez. Tampoco lo es que juegue a las miradas con todos los que llevan con ellos unos ojos azules, aunque ya sólo por eso les odio; ni que no pueda dormirme hasta las tantas. Pero el traje sigue pareciéndome fantástico.

Pensaba que un día se iba a decidir y me regalaría una orquídea blanca y morada. Pero no. Siempre le esperé con o sin orquídea. Le esperé hasta que decidió marcharse, fue un domingo. Y, a pesar, de que le advertí que no regresara, estuve esperándole pero supongo que ya era demasiado tarde. Le ha salido mal, como quería. Y ya no va a volver nunca, no tiene donde encontrarme.

Y sé que le dolí, sino le duelo aun.



PUNTOYFINAL.

22.11.10

Homenajes 2

Se compró un plano de París y, con la punta de su dedo sobre el mapa, hacía recorridos por la capital. Subía los bulevares, deteniéndose en cada esquina, entre las líneas de las calles, ante los cuadrados blancos que figuraban casas. Por fin, cansados los ojos, cerraba sus párpados, y veía en las tinieblas retorcerse al viento las farolas de gas con estribos de calesas, que se desplegaban con gran estruendo ante el peristilo de los teatros.


Madame Bovary, Gustave Flaubert.

14.11.10

Yo siempre fui igual de tonta, por no decir gilipollas. Estuve un año limpiando la ropa antes de hacer las maletas porque me padre me dijo que la ropa sucia pesaba más que la limpia. Lo mismo me pasó contigo, tú dijiste que eras cobarde por mí y me lo creí. Y ahora que Tokio ya no nos quiere, y no es por Loriga ni por Lori Meyers. Pensándolo bien, quizás somos nosotros los que ya no queremos a Tokio. Pues eso, ahora ya no me creo que hubieras sido cobarde por mí. Fuiste cobarde porque sólo piensas en ti. Como mi padre que me lo decía para no tener que limpiar él la ropa cuando llegaba a casa con mis coladas. Sólo que mi amor por ti no era incondicional y menos mal.

11.11.10

Homenajes.

Pandémica y celeste


                                                         quam magnus numerus Libyssae arenae

                                                        ................................................................

                                                              aut quam sidera multa, cum tacet nox,
                                                                         furtiuos hominum uident amores.
                                                                                                                      Catulo, VII



Imagínate ahora que tú y yo
muy tarde ya en la noche
hablemos hombre a hombre, finalmente.
Imagínatelo,
en una de esas noches memorables
de rara comunión, con la botella
medio vacía, los ceniceros sucios,
y después de agotado el tema de la vida.
Que te voy a enseñar un corazón,
un corazón infiel,
desnudo de cintura para abajo,

hipócrita lector -mon semblable,-mon frère!

Porque no es la impaciencia del buscador de orgasmo
quien me tira del cuerpo a otros cuerpos
a ser posiblemente jóvenes:
yo persigo también el dulce amor,
el tierno amor para dormir al lado
y que alegre mi cama al despertarse,
cercano como un pájaro.
¡Si yo no puedo desnudarme nunca,
si jamás he podido entrar en unos brazos
sin sentir -aunque sea nada más que un momento-
igual deslumbramiento que a los veinte años !

Para saber de amor, para aprenderle,
haber estado solo es necesario.
Y es necesario en cuatrocientas noches
-con cuatrocientos cuerpos diferentes-
haber hecho el amor.
Que sus misterios,
como dijo el poeta, son del alma,
pero un cuerpo es el libro en que se leen.

Y por eso me alegro de haberme revolcado
sobre la arena gruesa, los dos medio vestidos,
mientras buscaba ese tendón del hombro.
Me conmueve el recuerdo de tantas ocasiones...
Aquella carretera de montaña
y los bien empleados abrazos furtivos
y el instante indefenso, de pie, tras el frenazo,
pegados a la tapia, cegados por las luces.
O aquel atardecer cerca del río
desnudos y riéndonos, de yedra coronados.
O aquel portal en Roma -en vía del Balbuino.
Y recuerdos de caras y ciudades
apenas conocidas,
de cuerpos entrevistos,
de escaleras sin luz, de camarotes,
de bares, de pasajes desiertos, de prostíbulos,
y de infinitas casetas de baños,
de fosos de un castillo.
Recuerdos de vosotras, sobre todo,
oh noches en hoteles de una noche,
definitivas noches en pensiones sórdidas,
en cuartos recién fríos,
noches que devolvéis a vuestros huéspedes
un olvidado sabor a sí mismos!
La historia en cuerpo y alma, como una imagen rota,
de la langueur goûtée à ce mal d'être deux.
Sin despreciar
-alegres como fiesta entre semana-
las experiencias de promiscuidad.

Aunque sepa que nada me valdrían
trabajos de amor disperso
si no existiese el verdadero amor.

Mi amor,
              íntegra imagen de mi vida,
sol de las noches mismas que le robo.

Su juventud, la mía,
-música de mi fondo-
sonríe aún en la imprecisa gracia
de cada cuerpo joven,
en cada encuentro anónimo,
iluminándolo. Dándole un alma.
Y no hay muslos hermosos
que no me hagan pensar en sus hermosos muslos
cuando nos conocimos, antes de ir a la cama.

Ni pasión de una noche de dormida
que pueda compararla
con la pasión que da el conocimiento,
los años de experiencia
de nuestro amor.
                          Porque en amor también
es importante el tiempo,
y dulce, de algún modo,
verificar con mano melancólica
su perceptible paso por un cuerpo
-mientras que basta un gesto familiar
en los labios,
o la ligera palpitación de un miembro,
para hacerme sentir la maravilla
de aquella gracia antigua,
fugaz como un reflejo.


Sobre su piel borrosa,
cuando pasen más años y al final estemos,
quiero aplastar los labios invocando
la imagen de su cuerpo
y de todos los cuerpos que una vez amé
aunque fuese un instante, deshechos por el tiempo.
Para pedir la fuerza de poder vivir
sin belleza, sin fuerza y sin deseo,
mientras seguimos juntos
hasta morir en paz, los dos,
como dicen que mueren los que han amado mucho.

JAIME GIL DE BIEDMA.

Invierno.

-Desde que te has marchado apenas me acuerdo de sonreír.
-Por eso ha llegado el frío, Cielo.

Claro, vaya tontería, si pudieras decirlo no hubiéramos salido del verano.
Sin embargo, oigo un vago susurro.

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10.11.10

Caen las hojas de los árboles y a todo el mundo parece importarle un bledo. El ayuntamiento ha colgado ya las lucecitas de navidad y están sin encender, así aun dan más grima. Algunos están preocupados por las elecciones, otros porque llegan tarde a la oficina. Yo no me preocupo y, además, nunca corro. Por eso, siempre llego tarde pero a lo hecho, pecho. O ajo y agua, que viene siendo lo mismo.  Sin embargo, que las hojas se lancen contra el asfalto o que haya por toda la ciudad miles de bombillitas sin encender, me trastorna. Igual me pasa cuando veo que anochece tan pronto, es triste. Sólo falta que se ponga a llover y no estés aquí para abrazarme por detrás, aun así, te perdonaría. Te echo de menos. Pero ahora que ya no sé si follamos o si hacemos el amor debo decirte que nunca me había enamorado en otoño. Que me estás robando el alma porque corazón no tengo, me lo dejé en una ciudad que nunca he conocido. Y que ni te imaginas como me gusta verte dormir con la luz de la mañana resbalando por tu espalda hasta donde la manta se lo permite. Aun no odio nada de ti, tienes suerte.  Y eso, quizás, da un poco de vértigo.

8.11.10

.

Nunca me habían follado a cuatro patas con tanto amor.

1.11.10

Quelcom que un dia era bo.

RECANCES



“Guard engrunes de la seva tendresa a molts racons de sa pell”
Carme Riera





Papallones, papallones eren el que volava sobre l’horabaixa vermell que vas marxar. Vas marxar i em vas deixar buida, buida o plena de t’estims mig podrits que encara no he pogut digerir, ni vomitar.

M’agradava caminar sobre el perfil del teu cos nuu. M’agradava veure’t la cara d’embadalit que feies quan et contava perquè em dic el que em dic, gràcies a aquella rondalla. M’agradava sentir la teva mà davall els llençols cercant-me les pessigolles. M’agrada notar-te davall sa guixa fonda i rodona. I, també m’agradava, sentir el renou aspre de la clau girant el pany i just després les teves passes per sobre l’enrajolat, mentre intentaves no fer soroll, inútilment, perquè mai en vas saber, i això em feia gràcia.

I al final, de què em va servir despertar-me cada cop que arribaves tard? De res. Perquè, vaig quedar-me de genolls amb la pell intoxicada de rancor, cercant alguna penyora que em fes oblidar-te. Però res, només vaig desfer caixes i tot em feia olor a tu, tot.

Em vas deixar i mai més em vaig veure reflectida als teus ulls. I mai vaig tornar a sentir el pes del teu cos suat, xop d’amor. No vas tornar cap estiu a salvar-me de les meduses i em van picar, em van infectar l’enyorança, fent-la més rabiosa. Vas marxar i vas punxar, vas rompre tota la tendresa d’uns pits petits que t’estimaven, i vas trencar el breu espai que separa la pell de la feblesa i tot em feia mal.
I cada cop, el llit es feia més gran igual que el silenci que ens separava. El llit es feia gros i les parets s’estrenyien, fins que tota la casa era el llit, el llit que va sentir el tacte de les nostres pells que s’assaborien. I la solitud, també creixia, multiplicant-se fins vessar-me del cos i em sortia a rierades pels ulls. Mentre, jo sentia com aquell travelar  em debilitava, fins i tot, les paraules que no em bastaven i se’m quedaven coixes.

 Pot ser sí que la culpable d’aquesta tristesa tan dolça sigui aquesta calor primaverenca que ha arribat abans d’hora i al moment inadequat. O potser siguis tu i tota la recança d’endevinar que has tornat quan ja restaven baix terra totes les papallones, i t’has trobat amb el rebuig dels òrgans més íntims de la meva memòria, amb el menyspreu de cada un dels meus ossos. I has marxat, de nou, però aquest cop amb el cap cot i pensant que m’enyoraves. I jo he quedat rere la porta respirant al ritme de les teves passes baixant les escales de casa, pensant en tot l’amor que ens va mancar.





Llumd’ametllersflorits
25.02.08

22.10.10

Odio que me digas que me quieres cuando después de tres años aun no sabes que detesto la leche caliente por las mañanas, que no soporto dormir con calcetines. Que no sepas que siempre tengo, entre otros, el mismo libro en la mesita. Que no alcances a pensar que no aguanto ver “reality show’s” de esos que siempre ponen en Telecinco o Antena 3, ¡que sé yo! Odio que me cuentes que soy fantástica cuando después de tropecientos despertares juntos no te has dado cuenta que me encanta que me acaricien antes de levantarme de la cama, que me muero por despertarme con tu cabeza bailando entre mis muslos, ahora un vals, ahora un chachachá. Que me gustaría que me fotografiases a todas horas, desnuda, vestida, a medio vestir, en la ducha,  comiendo… Me asquea que no seas capaz de notar como me emociono hasta viendo El (terrible) diario de Patricia. Me horroriza que, a estas alturas, me regales cosas amarillas, ¿no te has dado cuenta? No me las pongo, nunca.
Sí, siempre he querido que todos los hombres a los que he impresionado se olvidaran de mí. Y sé que hay varias maneras de hacerlo como por ejemplo haciéndoles daño, mucho daño; pero no me sale. No sé engañar, no sé mentir, ni herir, no me sale. Quisiera que dejaran de acordarse de mí e incluso que se aguantasen de hacer preguntas estúpidas que no pienso contestar con verdades, entre ellas: ¿ya hay alguien que se ha pillado los dedos? A lo que respondo siempre: Está al caer. ¿Qué voy a decir sino? No quiero que me recuerden una vez al mes que quieren que sea la madre de sus hijos, no quiero irme a la cama con ninguno de ellos, no me interesan ni para tomar un café y lo siento. Siento parecer borde, superior, engreída y así pasando por pasota hasta llegar a rencorosa. Pero no se trata de nada de esto. Simplemente no me interesan sus discursos sobre el amor, el sexo (¿por qué siempre hablaran de sexo?), la política, la lengua, la vida, etc. No me interesan me aburren, me aburren hasta límites impensables. Y si rara vez consiguen que alguna teoría me resulte válida, siempre me parece mejorable, muy mejorable. Odio que me recuerden que alguna vez los ame (si es que llegue a hacerlo) y que antes les caía más simpática pero que sigo estando igual de sexy (véase sexual). Y que intenten con alguna sonrisa buscar una complicidad inexistente, que se fugó hace ya mucho tiempo. Que insistan en pagar la bebida o me hablen como si aun estuviera en mis diecisiete años me resulta sumamente patético, no quiero darles las gracias por nada. Detesto cuando, en muy pocas ocasiones, me levanto para ir al baño o a coger el diario su mirada se pasee por mi culo. Pero sobretodo me irrita profundamente que me pregunten si pueden tocarme el pelo. ¿De veras es necesario? Y no tengo por costumbre contestar esas preguntas, sólo me dedico a poner cara de mala hostia y creo que es suficiente. Sí, quisiera que todos rehicieran su vida y que cuando conozcan a una buena chica, por favor que no le hablen de mí. Y demostrarles que sí, que algún día llegará el hombre de mi vida, que existe, que no es un imposible mío, que es de carne y huesos, y que está allí. Y que no me aburro de todos sino que meramente ellos no pueden darme ni la mitad de lo que deseo. Que entendieran que mi aspiración va más allá de todo eso que pueden ofrecerme. Que están a años luz de ser el padre de mis hijos o el hombre que me lleve al altar, y demás cosas que se dicen. Y que comprendan que hace una infinidad que dejaron de divertirme. Que no, no me interesan ni para que me enciendan el cigarro cuando no llevo mechero. No los necesito para nada. Sí, siempre he deseado que todos los hombres a los que he impresionado se olvidaran de mí.
Todos, menos tú.
Siempre quise ser algo más delgada y resultar atractiva o interesante, ser de esas mujeres que tienen un día al mes dedicado a la depilación y demás cosas absurdas, acordarme de maquillarme por las mañanas y tener tiempo para ponerme crema y peinarme. Que mis descuidos fueran graciosos y que se me recordara por ser culta y educada. Recordar todas esas cosas que un día estudié y me parecieron interesantes, acabar de leer y profundizar sobre la obra y la vida de mis autores favoritos. Descubrir grupos musicales innovadores, viajar por Europa, visitar museos, lugares con encanto y tener una réflex digital y hacer fotos bonitas. Saber llevar tacones, que nunca me dolieran. Estar feliz y ser exitosa en mi trabajo, tener amigos interesantes. Quedarme con mi novio de toda la vida, comprarnos una casa, tener vino y champán en la nevera, conducir un coche bonito, formar una familia, ocuparme de mis hijos, ir de viaje a Disneyland y leerles cuentos de Andersen. Tener buen sexo y complicidad, estar enamorada. Ser ordenada, que no me importara madrugar y comer verduras y frutas cada día. Saber hablar en público, llevar los apuntes al día. También quisiera saber pintar, hacer buena letra, desmaquillarme por las noches, ver documentales, películas en versión original, saber francés, inglés e italiano. Que no me temblasen las piernas cuando tengo que hacer cosas que no he hecho nunca, llorar con frecuencia, ser siempre amable y no cabrearme nunca. Salir de compras cuando tengo crisis emocionales, explicar Hamlet, Lolita y La Metamorfosis y que todos me escucharan, ir al teatro con mi marido y luego, que me lleve a tomar un vodka a cualquier lugar. Tener todos los calcetines con su pareja, retratar a las mujeres mayores leyendo la Pronto en el metro, inventarme las vidas de toda la gente que pasa por delante de mi ventana cuando fumo, recibir un montón de regalos el día de mi cumpleaños, acordarme de tomar la píldora a la hora correcta…
Pero, ¿qué más da? Igualmente nunca voy a dejar de morderme las uñas.